20 de octubre de 2018

Pensando en Nonna Guida

En memoria de una persona inolvidable.

Qué es la vida sino la razón de cumplir una misión?. Decir la primer estupidez que se le viene a uno a la cabeza es la costumbre visceral ancestral que como humanos tenemos en casos como este, la partida de alguien a quien queremos y hemos amado desde pequeños, que nos vio crecer, que dejó sus noches por velar las nuestras. Más marcado cuando es una persona que le tocó arrullar tres generaciones siguientes a la suya.

Pero es precisamente esa tendencia imprudente de decir la primer tontería por diplomacia, o por falta de esta, la que nos hace humanos, indefensos, frágiles y nos orilla a nuestro mejor recurso al enfrentar estas realidades, el duelo y la tristeza. Pero, qué es la vida sino razones para justificar el final?. Yo conocí a Luisa Conti, afectuosamente llamada "Mamma Guida", sé que era la matriarca de los Conti en la ciudad del diseño y la alta moda, Milán Italia. Su universo, su patria, su mundo, su Milán. Mamma Guida amaba Milán pero por encima de todas las cosas amaba a su familia, la clásica madre que quedó sola por la guerra y crió hijos, nietos y bisnietos y alguno que otro sobrino que estaba en descobijo. La Doña más Doña del suburbio y fuerte líder de su fábrica de ropa y su compañía de modas. De esas abuelas que propinaban coscorrón y luego chocolate, adicta a sus puros ingleses y el brandy de cava de cinco estrellas, de bordón tipo abuela de película mexicana, comedora orgullosa de pizza y spaghetti pero amante del mole y los chiles rellenos. La entrañable bisabuela de nuestra también entrañable Teté Galindo.

Acostumbrado a ser condicionado por la gente debido a mi forma de ser y de pensar, de mis melenas y ropa de mezclilla, me sorprendió que la Doña Luisa Conti me dijera que le gustaba "mi estilo". Le gustaba que me gustaran los Beatles (es en serio) y le gustaba mi convicción por lo que creo y mi forma de tocar la guitarra, a ella le gustaba mi música, era la mejor fan de nosotros en Milán Italia y quien más me respetó siendo una persona que merecía mucho más respeto de mi parte. Mi amigo Gianca, su nieto, tan alegre y firme como ella, él me duele por ser quien más estuvo cerca de ella los últimos veinte años, allá en esa casona en Milán en donde viven aún al menos veinte personas entre nietos, sobrinos, bisnietos y uno que otro empleado de confianza que se ganó el cariño de la siempre generosa Luisa Conti, Doña Mamma Guida.

Yo no sé qué decir para que mis amigos los Galindo Lubaggi (Alex Sr., Luisa Lucía, Alex Jr., Alfredo, Horacio, Rodolfo y Luisa Itzel además de Magga Lubaggi -hija de Nonna Guida-) puedan sentirse mejor, yo no sé cómo se termina con el dolor, ni sé tampoco como decirles con palabras o un abrazo lo profundamente conmovido que me siento por su dolor. Verlos llorar no es fácil, pero sentir que te convierten en parte de su mundo, en su refugio y en su aliado es probablemente la mejor prueba de que si no puedes confortarlos con palabras, sí eres capaz de hacerlos fuertes con tu silencio y tu respeto.

Yo no sé qué se necesite para justificar una vida, ni sé qué se necesite para aceptar cosas como esta pero sé que Nonna Guida cumplió con una gran misión y ella se fue, cierto, pero ver su legado y la clase de familia unida, íntegra y cabal que ella educó es algo mucho más grande que muchas vidas vividas, es en humilde opinión la mejor muestra del gran espíritu de una mujer que, de la nada, hizo un imperio pero lo mejor es aún más grande, formó una gran familia de Contis, Lubaggis y Galindos que valen su peso en oro.

En donde quiera que estés Doña Luisa Conti, desde allá te seguirás preocupando, vendrás a hacerla de ángel de la guarda y seguirás disfrutando tus puros y brandy cada 2 de Noviembre en tu altar que tendrás especial para ti. Dios te bendiga Gran Señora y, por lo que a mí me tocó de ti, Muchas Gracias por Siempre  Nonna Guida!!!

En respetuoso tributo

Messy Blues