13 de septiembre de 2017

El malcriado y su honestidad

La responsabilidad social de un músico de Rock

Tuve la suerte de interactuar hace un tiempo con algunas personas que se declararon seguidores de "Vassy Courtes", me gustó su forma de manifestar su impresión sobre nuestra música y confieso que no me lo esperaba. Es muy grato, llamémosle "muy bonito", que vengan y te digan que "Wow, qué bien lo hacen!" y que hasta te pidan autógrafos pero, con el respeto debido y entero a ellos, no es precisamente el momento de quedarse dormido y poner cara de satisfecho. Cuando comienza a haber gente así es cuando estás adquiriendo una responsabilidad ya que no son personas a las que debas obligar a adorarte, de hecho es al revés, tú debes adorarlos y respetarlos a ellos.

Pero esto va más allá. Yo soy de los que buscan a la gente y casi los obligo a escucharnos. Me gusta tratar personas y mencionarles lo que hago y muchos terminan cediendo más porque los deje en paz pero eventualmente una gran mayoría termina interesándose. Pero se que cuando estoy en un escenario la gente espera algo más que solamente ponerte a cantar lo que ya escucharon en el disco. Estar arriba en vivo conlleva un "Plus" que te hace especial o por el contrario tira por tierra lo que la gente se había formado como opinión y es además la parte en la que la gente conoce al verdadero artista. Y aún más, te conviertes en un ejemplo a seguir.

La música que nosotros tocamos, Rock, es un estilo que suele gustar a los jóvenes y a los adultos jóvenes (y claro, a muchos adultos maduros) pero en el caso de los primeros eres su ventana al ejemplo. Si sales al escenario vestido en garras, diciendo groserías y siendo la DIVA, ellos se formarán ese criterio para bien o para mal y algunos te seguirán pero muchos otros te van a etiquetar y eventualmente será algo que ellos no recomendarían. La conducta vandálica basada en el ser contestatario es algo que pasó de moda hace mucho y estaba bien en una Europa que salía de los costos de guerra en aquellos locos años 60. Estaba bien cuando había algo a qué rebelarse y hoy nadie puede darse el lujo de revivir ese monstruo. Ser músico de Rock hoy es más exigente en términos de clase y buen gusto sin dejar fuera la disciplina y el compromiso pero incluso alcanzando un cierto nivel (ah cómo odio ese término) ya muchos son los que te observan y de cómo te comportes es que pierdes o ganas adeptos. No es una religión ni una secta, aclarando, pero sí es una propuesta la que estás lanzando.

Cuando llegan chiquillos de cierta edad adolescente y te dicen que lo haces bien me siento un poco aterrado. Es como un maestro de preparatoria que en ese momento ha conseguido ser el tutor ideológico del alumno que realmente quiere algo de la escuela. Así esto, vienen contigo y te ven como algo que les gusta y/o que les gustaría hacer y es ahí donde adquieres esa responsabilidad. Hasta hace poco yo solía ser bastante hablador en mis blogs y en mis actuaciones pero comencé a descubrir que cada día había más gente enfrente de nosotros. Cada día parecía multiplicarse la cantidad de personas que les gustaba lo que hacemos y decidí hacer más patente mi respeto.

La gente no viene a ver si eres el mejor (aunque te lo digan) ni a que hagas alarde de ser un virtuoso (aunque lo seas), la gente viene a verte para que les hagas sentir algo especial con la música que hagas y toques y si se vuelve tu seguidora esa gente entonces ya has adquirido un compromiso casi nupcial que te obliga moralmente a no fallarles, a cuidarlos en la salud y la enfermedad, a amarlos, a respetarlos y serles fiel por el resto de tu vida. Si eres un músico de Rock no la tendrás fácil porque, tú y yo lo sabemos, es la música más honesta y solidaria del mundo y no encajan las mentiras y por ende nunca jamás podrás engañar a un público que sabe de calidad y que sabe de posturas sociales. Jamás podrás engañar a un público que, basada en lo que ha aprendido, descubrió calidad y buen gusto en lo que haces. Esto no es un pacto ni con Dios ni con el Diablo, es de hecho algo más comprometido.

Ser músico de Rock te da cierta libertad de ser "Funcionalmente Mal Portado" pero al mismo tiempo te obliga a respetar tu honestidad y podrás usar el cabello hasta los hombros, piercings, tatuajes y todo eso pero jamás podrás ser deshonesto con la gente que te ha puesto en el lugar en el que estés. Particularmente cuando ya es un público a consdierar.

Somos los músicos de Rock, los Malcriados Honestos.

Messy Blues

12 de septiembre de 2017

Cuestión de ética

Cuando la categoría no deja de mantenernos a flote

Acepto que en buena parte de los años 90 yo fui bastante insufrible a la hora de emitir juicios hacia mis colegas musicales coterráneos (cuando vivía en Salvatierra, Gto.) y me convertí en un ente bastante odiado por ello. Aunque nada justifica eso, también es verdad que había ciertas razones para haber actuado así ya que el entonces líder de mis colegas del otro grupo, en concreto el guitarrista, nos metió a nosotros algunas zancadillas y yo como buen idiota temperamental que soy arremetí contra todo el grupo y hasta algunos de sus simpatizantes. A juzgar por los resultados, creo que no les hizo mucha gracia. Al final terminé madurando y acepté mi mal comportamiento y a lo largo de este tema explicaré poco a poco por qué.

Hoy en día soy el mismo rufián que todos conocen pero acepté eventualmente que nada es más íntegro que la ética profesional y fue el derrotero que preferí seguir. Es cierto, muchos de ellos aún me odian y aunque no los culpo -del todo- también tendrán que aceptar que hubo muchos intrigosos detrás de todo eso. Pero, ¿ética?. Muchos hablan de profesionalismo, de ser los mejores, de tratar de alcanzar categorías de un nivel social alto y pueden tratar de comerle el mandado a su competidor por el simple hecho de ganar y no de ser calificado. Comparé a propósito por todo esto aquel mal detalle del guitarrista de cabello prematuramente canoso que fue a la oficina del empresario que nos iba a contratar a nosotros para hacerse de esa actuación y dejarnos fuera. Cuestión de ética, o falta de la misma, y creo que varios de mis colegas coincidirán conmigo. Así es mucha gente, para ellos no es cuestión de mantener la calidad sino de acaparar mercado y tal vez en lo comercial y empresarial sea válido, por decirlo así, pero en lo profesional no lo es tanto. El profesionista se debe a su vocación y a su ética y debe evitar en lo posible verse implicado en prácticas poco recomendables.

Ayer platiqué con la chica que, de una manera u otra, me ha orientado mucho en el cuidado de mis perros labrador y siendo como soy, bastante terco, le insistí en que fuera ella quien se convirtiera en la veterinaria de cabecera de ellos. Aquí viene lo interesante. En un estilo por demás categórico y bastante profesional de parte de ella, me indicó que su especialidad no son los perros y que ella preferiría respetar esa área para sus colegas que sí lo hacen. A pesar de ello me tranquilizó diciendo que sí me seguiría orientando en qué hacer en casos de emergencia (y los perros siempre lo tendrán a uno en jaque porque son inquietos como el diablo) y su amable disposición no se contrapuso con algo bastante importante: El Respeto a su Profesión. Quedé muy impresionado por ello. honestamente he conocido poca, muy poca, gente comprometida de esa manera con la ética y me congratulé de haberla conocido (y espero no haberle caído mal).

Pero lo cierto es que este es uno de esos casos de integridad que ponen el ejemplo. Es una manera que tiene la vida de devolverte la fe y de decirte que aún existen personas que valen la pena así como que la vida también te recuerda esas veces en que tú no has sido tan ético que digamos y frente a esto puede uno avergonzarse un poco. Pero algo diré a mi favor, yo actué en defensa propia y aprendí a respetar esta profesión, la música, y comencé a dejar mis demonios en el camino porque me estorbaban, porque me hacían daño, porque me destruían. Por personas como esta chica veterinaria aprendí que la vida no te regala nada pero tampoco te pone imposibles. La vida siempre tendrá un lugar para ti pero te obliga a que lo descubras y la única llave que puede abrir la puerta que te toca está compuesta de dos elementos muy importantes: La integridad y la ética, sin eso es poco probable que logres algo y si lo logras sin esa fórmula, estoy convencido que poco durará la alegría.

Pasé el resto del día de ayer, después de la charla con la chica mencionada, con una grata sensación. Al único profesional médico que había tratado últimamente con esos principios es mi dentista (ah y a mi abogado, jajajajaja) y pensé que ya las cosas se manejaban de otra manera. Es bueno apreciar que todavía hoy hay gente que conoce positivamente sus metas, que sabe lo que quiere y que su método para alcanzar todo eso se basa en esas herramientas tan vitales. Me alegra mucho tener de frente esa clase de ejemplos y me alegra mucho que la vida me los ponga en el camino. Es muy vigorizante -moralmente hablando- saber que también hay premios a la esperanza.

Desde este espacio personal felicito de corazón a la chica veterinaria.

Es cuanto

Messy Blues