20 de octubre de 2006

Elvis Presley, básicamente cantante de Blues

EL BLANCO POBRE QUE APRENDIÓ LA MÚSICA DE LOS NEGROS DEL SUR DE EEUU


El cantante que inspiró a los Rolling, a los Beatles y a Oasis era un adolescente enmadrado y enfrentado a su padre

El 16 de agosto de 1977 murió una leyenda a los 42 años. Elvis Presley, aquel chico pobre del sur de EEUU revolucionó el mundo de la música dejando tras de sí una influencia eterna. Este reportaje de su biógrafo Ray Connolly, que le entrevistó personalmente en varias ocasiones, desenmaraña cómo vivió sin límites, sintió el miedo a perderlo todo y descubrió lo que era estar solo. Afirman que murió en un baño de su mansión, pero hay quien cree que aún vive en alguna isla. ¡Dios salve al 'rey'!

Antes de incorporarse al Ejército, Elvis besa a su madre, Gladys, ya enferma y víctima de los barbitúricos y el alcohol, bajo la atenta mirada de su padre, Vernon.

En la madrugada del 8 de enero de 1935, el médico llegó a un barracón de madera en East Tupelo, Mississippi (EEUU), se encontró con una mujer en pleno parto. Junto a ella estaba su jovencísimo marido. La comadrona, que había llegado antes, se mostraba muy preocupada. Algo iba mal.

A las 4.00 horas, nació un niño. Mientras la madre intentaba recobrar la respiración, entró en la habitación su suegro, tambaleándose y borracho, para darle la bienvenida a su nuevo nieto. Bajo la mortecina luz de un quinqué, le hizo gorgoritos y le acarició la barriguita, ignorante de que algo iba mal.

El padre adolescente del bebé se lo llevó a un lado: «¡Papá! ¡Maldita sea!», exclamó. «¡El bebé está muerto!».

Con tristeza, el médico comenzó a recoger el instrumental, pero la odisea de la joven mujer no había terminado. Ella presentía la llegada de otro bebé. Treinta y cinco minutos más tarde, nació un segundo niño, vivo y en buen estado. Le llamaron Elvis Aaron, y a su gemelo que nació muerto, Jesse Garon, nombres escogidos porque casi rimaban. Al día siguiente, enterraron a Jesse en una tumba sin nombre.

De este modo, Elvis Presley comenzó su vida en un mundo ensombrecido por la tristeza, el pesar y el miedo, una vida inmersa en la ignorancia, la pobreza y, en ocasiones, el hambre.

Los padres de Elvis Presley procedían de familias de parcelistas blancos y pobres de Mississippi. La pareja se había fugado 18 meses antes para casarse. Vernon Presley y Gladys Smith tenían respectivamente 17 y 22 años; tuvieron que pedir prestados los tres dólares para la licencia matrimonial.

Gladys Smith era una chica trabajadora, ambiciosa, atractiva y con una afición musical anterior a su matrimonio. Una pequeña parte de sangre Cherokee era la responsable de sus elevados pómulos, que Elvis hizo famosos.

Por otra parte, Vernon era conocido por su escasa ambición y durante su breve vida laboral pasó de un trabajo sin futuro a otro. Muchos años después, Elvis llegó a afirmar: «Durante 30 años, mi padre sufría dolor de espalda. Era incapaz de trabajar aunque le apuntaran con una pistola a la sien».

Para la eterna vergüenza de Elvis, su padre manipuló un cheque con el que su jefe y terrateniente, Orville Bean, le había pagado por un cerdo. La cantidad defraudada era pequeña, pero cuando se descubrió el engaño, la sentencia fue severa. Tres años y medio en la penitenciaría de Parchman Farm en Mississippi, un lugar infame por sus trabajos forzados.

De inmediato, Gladys y Elvis fueron desahuciados de su diminuta casa de madera y se marcharon a vivir con unos familiares. Durante seis meses, Gladys Presley, siempre acompañada de Elvis, hizo autostop para visitar a Vernon en la cárcel.

El marido fue excarcelado por orden del gobernador de Mississippi gracias a una petición de indulto cursada por quien le denunció, pero la familia nunca superó aquella humillación.

También es posible que aquí surgiera la estrecha relación entre madre e hijo. Gladys había perdido un bebé, después perdió temporalmente a su marido en Parchman Farm y, durante esa época, Elvis era todo lo que tenía en aquel mundo cruel.

Debido a que los Presley estaban entre las familias blancas paupérrimas, a menudo vivían en casas designadas para blancos, dentro o muy cerca de las zonas delimitadas para negros. Una de estas viviendas de alquiler en Tupelo se encontraba justo enfrente del Shake Rag, un gueto negro de chabolas donde la música que salía de los garitos y de los bares de gramola se podía oír toda la noche.

Pero existía otro detalle que le dejó huella desde sus primeros años. La única verdad absoluta entre la gente pobre es la religión.La familia Presley era religiosa y desde su infancia, Elvis contempló y cantó, mientras los predicadores conducían a su congregación hasta el paroxismo, a menudo entre salvajes contorsiones.

Estas son dos de las principales influencias que moldearon su música y más tarde a la música popular en general: los ritmos negros y los gospel, siempre presentes desde su infancia.

Elvis pasó por la escuela sin pena ni gloria. Según los informes escolares era «agradable» y «normal». La palabra «solitario» también se menciona.

Gladys fue una madre protectora en exceso. Nunca permitió a su hijo ser como los demás chavales. Le acompañó al colegio todos los días hasta que cumplió los 15 años. Tanto desvelo materno hizo a Elvis vanidoso y centrado en sí mismo, pero él siempre le devolvió su cariño. Años después, el desvivir de Gladys le reportaría incontables dividendos.

A los 11 años, Elvis quería una bicicleta para su cumpleaños, pero temerosa por su seguridad, Gladys le convenció para que se decidiera por una guitarra de 12 dólares. Su padre se burló de ello: «Nunca vi a un guitarrista que valiera algo».

Poco a poco, en un mundo de pobreza, la música se convirtió en una parte de su vida, ya fuera aprendiendo unos sencillos acordes con uno de sus tíos, que tocaba en una banda hillbilly, comprando un libro para aprender a tocar la guitarra o pasando el rato con los cantantes de gospel que visitaban la ciudad.

Si Elvis hubiera permanecido en Tupelo, lo más probable es que no hubiera hecho nada importante, pero en 1948, cuando tenía 13 años, Vernon y Gladys, más arruinados que de costumbre, cargaron su destartalado coche y se marcharon de Mississippi a Memphis (Tennessee) para comenzar allí una nueva existencia.

Mientras que la vida en Tupelo carecía de todo porvenir, en Memphis las cosas mejoraron. Dada su precariedad, los servicios sociales les asignaron una casa.

Para entonces, Elvis era casi un adolescente. Asistía al colegio local para blancos y, a pesar de su timidez, su voz se hizo muy popular entre las chicas. Muy mimado por mamá, hizo pocos amigos en el colegio. Con los años, sus mejores amistades sólo las compondrían las mujeres.

LA PUBERTAD
Vestía ropa de negro, apta para el escenario

A los 16 años, todos los jóvenes sufren un cambio pero en el caso de Elvis fue casi una esquizofrenia. Mientras que el estilo de la época era un corte de pelo al cero y vaqueros, Elvis, con el dinero de sus trabajos temporales, comenzó a comprarse la ropa en la negra calle Beale. Una chaqueta rosa, zapatos blancos y pantalones negros de pinzas con una tira rosa pálido bajando por la costura. Se estaba comprando ropa de escenario.

Poseía una abundante melena, cada vez más larga, y usaba tres tipos diferentes de fijador para mantenerla en su sitio. Tan pronto le salieron, se dejó crecer un par de afiladas patillas.

A pesar de su timidez, era como si en secreto se viera ya como una estrella, intentando ocultar su inseguridad y su terrible acné tras una extravagante apariencia.

En el verano de 1953, a los pocos días de acabar el colegio, dio un paso gigantesco. Había leído en el periódico local la noticia de un pequeño estudio de grabación en Memphis donde grababan cantantes de blues de la talla de Howling Wolf y donde cualquiera que quisiera grabar un disco, podía hacerlo por menos de cuatro dólares. Formaba parte de Sun Records, un pequeño sello discográfico creado unos tres años antes por un joven ingeniero de sonido llamado Sam Phillips.

Hoy en día, Phillips es reverenciado como uno de los personajes más influyentes en toda la historia de la música rock. Por aquel entonces, era un productor bisoño. Para asistirle en su pequeño negocio contrató a Marion Keisker, una modesta celebridad radiofónica local; ella se ocupaba de la contratación y de la contabilidad.

Un sábado por la mañana entró en el estudio un muchacho muy nervioso y con patillas. Años después, Keisker me dijo: «Cuando le pregunté que a quién sonaba, él me respondió que a nadie».

Normalmente, Marion Keisker se habría limitado a cobrar los cuatro dólares y entregarle al muchacho su disco pero, recordando una advertencia de Phillips, anotó su dirección y teléfono. «Sam siempre me dijo que si podía encontrar a un artista blanco que cantara con la convicción de un negro, haría con él un millón de dólares».

Durante un año, no sucedió nada. Elvis condujo una furgoneta de la compañía eléctrica cobrando un dólar por hora, hasta que en julio de 1954, Phillips escuchó una canción que quería grabar y Keisker sugirió llamar al «chico de las patillas».

Pero Phillips no estaba convencido. Le pidió su opinión a Scotty Moore, un guitarrista amigo. Moore no quedó muy impresionado, pero Phillips decidió hacerle a Elvis una prueba de estudio, aunque sin invertir demasiado en músicos. Un viejo contrabajo (ahora propiedad de Paul McCartney), una guitarra eléctrica y la propia guitarra de niño de Elvis serían suficiente.

Aquella noche intentaron, sin éxito, hacer algo con la canción.Probaron otros temas, pero en vano. La gran oportunidad de Elvis estaba a punto de desvanecerse cuando se acordó de un blues que había escuchado años atrás, That¥s all right, mama, y comenzó a cantarlo. Los dos músicos le siguieron.

Así es como surgió el primer disco de Elvis Presley. Phillips se quedó asombrado de que el muchacho conociera la canción, pero también vio algo completamente fresco en él. Ni blanco ni negro ni hillbilly ni blues, no encajaba en ninguna categoría de una Memphis musicalmente segregada. La pregunta era: ¿quién demonios iba a emitirlo por la radio? Demasiado negro para los pinchadiscos blancos, demasiado blanco para los locutores negros.

La respuesta: un disc jockey local que tenía fama de seleccionar discos negros que gustaban a los adolescentes blancos, se atrevió con la novedad. A la noche siguiente, el pincha lo puso 11 veces y exigió a los padres de Elvis que le llevaran a la emisora para hacerle una entrevista. El cantante casi no podía hablar. En pocos días, las peticiones del público comenzaron a llover del cielo de Memphis.

Para promocionar el disco era imprescindible que Elvis saliera a un escenario, algo que no había hecho en su vida. Diez días más tarde, actuó como telonero de una conocida estrella de la época, ante varios centenares de personas en un parque la ciudad.

Aterrorizado de encontrarse sobre un escenario, sus piernas temblaban a todo ritmo dentro de sus anchos pantalones. En aquel momento, sucedió algo completamente inesperado, el público femenino comenzó a gritar. Completamente desconcertado por la reacción, Elvis se dirigió a Sam Phillips cuando bajó del escenario. «¿Qué he hecho?», preguntó. «No lo sé, pero sea lo que sea, hazlo de nuevo» le respondió Phillips antes de empujarle hacia el escenario para que cantara un bis.

Aquella noche, a los 19 años, la vida de Elvis Presley cambió para siempre. En cuestión de 10 días, pasó de ser un adolescente educado y muy introvertido que albergaba un sueño, a grabar un disco y tener un parque lleno de chicas gritando. Nada volvería a ser igual.

Nadie había visto nada semejante, sus movimientos, sus párpados pintados, y ese tupé de pelo grasiento que le caía sobre los ojos tan pronto comenzaba a cantar.

Pero no era su apariencia lo único asombroso, algo más había sucedido. Al intentar ahorrarse el coste de una banda completa, Sam Phillips, accidentalmente había dado con la fórmula de los grupos de rock. Antes de Elvis, los cantantes eran galanes al frente de una orquesta de baile o sinfónica. El único acompañamiento de Elvis eran dos guitarras y un contrabajo, al que poco después añadiría una batería.

En aquel pequeño estudio de Memphis nació la primera banda de auténtico rock, con unos instrumentos que, con mayor amplificación, han sido un estándar para los Beatles, los Rolling Stones, los Eagles, Oasis o Travis.

El impacto fue instantáneo. De inmediato surgieron las ofertas para actuar, primero en Memphis y después conciertos, radio y grabaciones por todos los estados sureños. Por su fusión musical de razas, a Elvis le denominaron el Gato Montañés. Otros menos entusiastas le tildaron de Negrata blanco.

Allí donde actuaba estallaban los disturbios, la histeria y las chicas. Su guitarrista Scotty Moore sospecha que Elvis perdió su virginidad aquel otoño durante una de sus primeras giras.

Cuando la prensa le preguntó si tenía previsto casarse, él respondió: «No, ¡para qué comprar una vaca si puedo ordeñar la leche desde la valla!».

Se estaba desarrollando una metamorfosis, era como si se dividiera en dos personalidades distintas. Sobre el escenario era un artista eléctrico y lascivo. Fuera de él, o por lo menos lejos de sus admiradoras, continuó siendo el solícito hijo de mamá que cantaba en el coro.

Durante algunas semanas, el guitarrista Scotty Moore hizo de representante. Después tomó el relevo un agente de conciertos local, pero las cosas iban demasiado rápidas. Elvis necesitaba un representante con contactos más amplios.

En aquel momento, el hombre que se hacía llamar coronel Tom Parker entró en su vida -Marion Keisker le definió como «maquiavélico»-.Parker se propuso cazar a Elvis aplicando mucha labia a sus padres.Elvis era menor de edad y eran ellos quienes firmaban los contratos.Su objetivo: apartarlo de Sam Phillips y de Sun Records, afirmando que era una compañía demasiado pequeña para el talento del muchacho.

SU REPRESENTANTE
Parker 'engañó' a sus padres, pero lo encumbró
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Elvis haría cualquier cosa con tal de avanzar en su carrera, pero sus padres sospechaban. Intuitivamente desconfiaban del coronel. Y tenían razón. El coronel no era quien aparentaba ser.No era un ex militar, su apellido no era Parker y ni siquiera era estadounidense, a pesar de afirmar que nació en West Virginia.Asombrosamente, durante 30 años, su secreto se mantuvo a salvo.

En 1955, todos aquéllos que conocían al coronel Parker afirmaban que había trabajado como feriante. Tenía un número de gallinas bailarinas, los pollos bailaban cuando sonaba la música. Lo que el público desconocía es que cuando sonaba la melodía, las gallinas recibían una descarga eléctrica de una resistencia colocada bajo sus patas. Era un personaje desagradable, acostumbrado a salirse con la suya y lo suficientemente inteligente como para vislumbrar el potencial de la industria musical. El negocio más redondo que hizo en toda su vida fue convencer a los padres de Elvis para que le contrataran como manager. Convirtió a Elvis Presley en el artista más famoso de todos los tiempos, pero cuando los progenitores firmaron el acuerdo, nunca se imaginaron que su hijo lo pagaría con creces.

Cuando el falso oficial Tom Parker logró hacerse con el contrato artístico de Elvis, tuvo que pagar a Sam Phillips 40.000 dólares.En 1955, esa cantidad era el máximo que jamás se había pagado por el traspaso de un artista y a pesar de su popularidad en los estados del sur, carecía de un éxito nacional.


Aquel octubre, tan pronto se convirtió en el responsable del chico, Parker se hizo con el control del 25% de los ingresos de Elvis y estableció tres objetivos: discos, televisión y cine.Su primera tarea era obtener un contrato con una gran discográfica nacional o incluso internacional. RCA ganó la carrera, todas las demás discográficas habían pujado pero fueron retirándose ante su elevado precio.

La televisión fue el siguiente paso y gracias a los contactos de Parker, Elvis apareció en la cadena pública estadounidense cuatro domingos seguidos por la noche.

En su primera actuación televisiva, hubo algunos gritos y también confusión debido a que el público del estudio de Nueva York no sabía muy bien qué hacer. Tres semanas después, el programa se emitió en todo EEUU. Elvis Presley, con sólo 21 años, se convertía en una revelación nacional.

Mientras los padres contemplaban con desagrado sus apariciones en la pantalla, considerándole obsceno y una mala influencia moral, sus hijos se enamoraron de él. Las chicas le adoraban por ser apuesto, vibrante y lleno de energía, mientras que los muchachos sencillamente querían ser Elvis: el hombre al que ya denominaban como Elvis the Pelvis.

Incluso el FBI tomó cartas en el asunto. Un confidente habitual informó al director del FBI, J. Edgar Hoover -años más tarde se supo que era un homosexual reprimido que se travestía- de que «ver y escuchar a Elvis podía conducir a la permisividad sexual y a las orgías». Cabía la posibilidad de que Elvis fuera un «drogadicto y un pervertido sexual» -acertó en algo más de la mitad-.

UN IDOLO MUNDIAL
Los chicos le imitaban comprándose guitarras

Fuera de EEUU, el mundo lo veía y lo escuchaba con un creciente entusiasmo. Cuando Heartbreak Hotel ascendía por las listas mundiales de éxitos, otros discos se lanzaron en rápida sucesión, temas como Blue suede shoes, Don¥t be cruel o Hound dog, mientras que su primer álbum, cuya portada mostraba a un Elvis de 20 años en pleno apogeo, fue el detonante para que miles de muchachos corrieran a las tiendas de guitarras para ser músicos.

Tal y como Paul McCartney afirma en la actualidad: «Fue algo fantástico, lo tocamos una y otra vez para aprendérnoslo. Había llegado el mesías. Todo lo que hicimos estaba basado en aquel álbum».

Fue entonces cuando se desplegó el tercer objetivo de la estrategia del coronel. Elvis fue llamado desde Hollywood para someterse a una prueba de cámara. En dos años, Elvis había pasado de ser un chico tímido, que nunca había cantado en público, a ser un héroe mundial. Los cómicos de entonces bromeaban diciendo: «Hace seis meses, no sabía deletrear Tennessee. Ahora le pertenece».

Se estaba haciendo inmensamente rico gracias a las incesantes giras por su país, las apariciones en TV, las grabaciones de discos y una desesperada ambición por convertirse en el nuevo James Dean.

Poco a poco, el éxito y las maquinaciones de su representante comenzaron a apartarle de los orígenes. Su descubridor, el productor Sam Phillips, ya no estaba y los dos músicos, Scotty Moore y el bajista Bill Black, tan responsables del sonido Elvis como Presley, recibían salarios de 800 dólares mensuales. Por supuesto, Elvis y el coronel ya estaban haciendo millones. Por orden de Parker, ni los nombres ni las fotografías de Moore y Black debían salir en las portadas. Su contribución al fenómeno Elvis fue borrada de la historia.

En cierto momento, Elvis comentó lo injusto de la situación y les ofreció una parte de sus derechos de autor. Nunca la recibieron.Si a Elvis no le preocupaba mucho que sus compañeros de banda languidecieran, tampoco le preocupaban las mujeres. En cuanto se vio subido al tren de la fama y las mujeres más glamourosas y mundanas le rodearon, dejó tirada a su primera novia formal.

El número exacto de chicas con quienes se llegó a acostar, de las miles que le perseguían, resulta imposible de saber. En 1956, las groupies (las que asedian a los famosos) no habían sido inventadas y para sus ojos de pueblerino las mujeres se dividían sólo en ángeles o en putas. Aquello no le impidió disfrutar de chicas a quienes consideraba poco más que una ramera. Aunque esto sólo ocultaba una creciente sensación de soledad que le acompañaría el resto de su corta vida.

Su relación con el coronel distó de ser estrecha, nunca estuvo en la casa de Parker y en raras ocasiones le invitó a la suya.Elvis le estaba agradecido por convertirle en una estrella, pero también le temía. El coronel Parker nunca dejó de advertirle sobre las féminas. Casarse o dejar a una chica embarazada le podía devolver al lugar de donde vino. A Elvis aquello siempre le aterrorizó.

Uno a uno, sus viejos amigos y colegas se distanciaron o se convirtieron en empleados suyos, pero el afecto hacia sus padres -especialmente su madre- permaneció intacto. Les llamaba todos los días y cuando le presentó a su madre el primer disco de oro por Heartbreak Hotel fue su momento de mayor orgullo.

DEPRESION Y PASTILLAS
Su infeliz madre no pudo soportar la fama

Para Gladys Presley su éxito trajo consigo una mezcla de emociones.A ella nunca le gustó la fama de su hijo, aunque él le comprara un Cadillac rosa (que nunca aprendió a conducir), pieles y regalos.Ella intentaba no dejarle en evidencia ante sus famosas amigas, como la actriz Natalie Wood, pero Gladys deseaba acabar con todo ello: «Ojalá que mi niño se retirara, se comprara una tienda de muebles y se casara», se lamentaba.

Por su parte, el vago y mujeriego Vernon dijo que sí a todo cuando Elvis hizo posible que él se retirara a los 39 años.

Puede que el coronel pensara que Elvis no era más que una sensación pasajera, pero estaba decidido a exprimirle hasta el último dólar.En el verano de 1956, el muchacho apareció en su primera película, Love me tender.

Elvis quería papeles dramáticos, no musicales, algo parecido a James Dean, fallecido hacía menos de un año en un accidente automovilístico. Hollywood no pensaba lo mismo, añadió cuatro temas a una película del Oeste, del montón y en blanco y negro.Se estrenó a las seis semanas de acabar el rodaje y los costes de producción se recuperaron en tres semanas. Desde entonces, no ha dejado de generar dividendos.

De inmediato surgieron más películas: Loving you, Jailhouse rock y King creole, y hubo más éxitos, All shook up, Teddy bear, One night y Don¥t. Elvis ya estaba aupado a un carrusel vertiginoso de filmes, discos y conciertos.

Muy pronto aparecieron otros artistas similares: Carl Perkins, Jerry Lee Lewis y Buddy Holly; estrellas negras como Chuck Berry y Little Richard, pero ninguno de ellos poseía el atractivo, voz, encanto y la pura energía de Elvis.

En 1958, ya se veía forzado a ocultarse de los fans. Su protección corría a cargo de una banda de viejos amigos y compañeros del colegio a quienes se llegó a conocer como la Mafia de Memphis.Desconfiaba de los extraños y prefería arroparse entre sus aduladores y sicofantes amigos.

Nunca olvidó sus deberes familiares, mudó a sus padres a una casa de tres dormitorios en un barrio residencial de Memphis e, inmediatamente, los vecinos se quejaron por la invasión de los seguidores del artista.

Un año después, en primavera de 1957, compró Graceland, una mansión blanca construida sobre una pequeña loma al sur de Memphis, rodeada por 5,6 hectáreas de tierra. La casa con su gran pórtico y sus 23 habitaciones tuvo que parecerle un palacio al matrimonio Gladys-Vernon y la madre del marido, Minnie Mae Presley, que se mudaron a la mansión con Elvis. Al poco tiempo, Gladys ya tenía gallinas en el jardín, como si Graceland fuera una granja.

Aquellos días tenían que haber sido los más felices de su vida, todos sus sueños se habían cumplido un millón de veces, pero Gladys se sentía infeliz. Vernon la golpeaba cuando Elvis no estaba. «Si te vuelve a poner la mano encima, le mato», advirtió Elvis. Gladys buscó consuelo en la bebida y en las pastillas adelgazantes para intentar perder peso y olvidar la depresión.

Durante dos años, Elvis trabajó sin apenas descanso. Después vino el mazazo. En la primavera de 1958, en la cumbre de su primera fama, Elvis fue llamado a filas. El rey del Rock and roll se convirtió en el cabo US5331076. De un salario de varios millones al año, pasó a cobrar 78 dólares mensuales.

Al principio, el Pentágono hizo todo lo posible por convencer a Elvis para que se convirtiera en una especie de caja de reclutamiento móvil, pero tras hablar con el coronel, Elvis dijo: «No, gracias».

Insistió en ser tratado como los otros reclutas. Nadie le podría echar en cara que tomó la ruta fácil. Elvis fue enviado a Alemania.

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