Documentos Históricos Oficiales, inciso "A"
Hospital de San Hipólito
Documento de reseña propiedad del Archivo General de la Nación usado bajo permiso
Obras de restauración 1999 Aún se aprecia el mobiliario de "La Hostería del Bohemio", hoy desaparecida. |
Transcripción: Tonatiuh Hendricks (Messy Blues)
Bernardino Álvarez llegó a la Nueva España como joven y aventurero soldado a guerrear contra los chichimecas de Zacatecas. De vuelta en la Ciudad de México, capitaneó a una pandilla de jugadores de naipes. Un homicidio en riña, en que se vio mezclado, lo condenó a servir como forzado en la flota que exploraba el oriente. En Acapulco, con la ayuda de una enamorada, logró burlar a sus custodios y embarcarse hacia el Perú, donde permaneció treinta años, se hizo muy rico y volvió a la Nueva España dispuesto a disfrutar de su fortuna. Para que viniese a compartirla, le escribió a su madre, pero Doña Ana de Herrera ya vestía hábito de beata; sabía que los bienes terrenales son pasajeros y exhortó a su hijo, en su carta respuesta, a emplear su caudal en servicio de Dios y del rey.
Conmovido, persuadido y resuelto, Bernardino visitó burdo sayal y entró a servir como enfermero en el Hospital de la Concepción al que dio cuantiosas limosnas y al que sirvió diez años. En los cuales pudo observar que los seres más desvalidos entre los pobres del mundo eran los ancianos y los locos pues si mansos se burlaban de ellos, furiosos los azotaban y aprisionaban como bestias.
Década de 1970's Fuente central en el patio |
Su contagioso espíritu de servicio atrajo a muchos clérigos que le brindaron su ayuda y se mudaron a vivir con Bernardino en 1569. Y esa colaboración le inspiró la idea de fundar una orden religiosa hospitalaria que vendría a ser la primera orden mexicana : Los Hermanos de la Caridad. Aunque fue él mismo quien inició las largas gestiones, ya había muerto hacía mucho (en 1584, a los setenta de su edad), cuando Inocencio XII la erigió en religión formal y regular colocándola bajo la regla de San Agustín y con votos solemnes de castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad. Los hermanos destinaban al hospital cuantas limosnas recogían, vestidos con túnicas de paño pardo que en casa les llegaban al suelo y en la calle abajo de las rodillas.
Como la iglesia (a diferencia del hospital) pertenecía a la ciudad, siguió una suerte distinta; hubo de ser demolida en 1584, reiniciada en 1602 y concluida en 1740 por los frailes. En este siglo fue igualmente llevado el hospital a su conclusión por los filantrópicos caballeros de la Orden de Santiago. El 20 de Enero de 1777 -cumpleaños del Rey Carlos III- fueron instalados los locos en su nuevo edificio.
Vista de norte a sur desde la azotea |
Vista de oriente a poniente desde la planta alta. |
En 1842, Santa Anna incorporó a la Oficina de Temporalidades los bienes con que se sostenía el hospital y ahí desaparecieron. En 1846 sirvió el edificio como hospital militar, luego municipal y por algún tiempo sede de la errabunda escuela de Medicina. En tiempo de Juárez, el edificio se vendió a une empresa tabacalera. Por fin; en 1873, siendo Presidente de la República Don Sebastián Lerdo de Tejada, el gobernador Don Tiburcio Montiel informó acerca del estado que guardaba entonces San Hipólito, en la Memoria que reproducimos.
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Opinión del transcriptor:
Aunque su contenido es de alto valor histórico, es menester dejar claro que no define la historia del edificio "Per Sè" aún a pesar de que sí describe de modo resumido la historia del hospital como tal. Sin perder de vista lo anterior, es importante mencionar que la construcción del edificio obedeció, en teoría, a iniciativas de dominio de la corona española apoyada fuertemente por la iglesia católica vigente en 1519 en términos bélicos utilizando la evangelización como arma moral y la fuerza y sometimiento como arma de imposición. De acuerdo a esto, la ermita de San Hipólito fue construída a modo de victoria española por parte de Hernán Cortés pero de una manera que buscaba justificarse moralmente (En nombre de los hombres de Jesucristo) y posteriormente se crearon un par de cuarteles en el cuadrante de parcelas contiguos a partir de la rivera del canal (hoy Paseo de la Reforma) hacia el poniente (hasta lo que hoy es conocido como Eje 1 poniente -Eje Guerrero-). En estos se establecieron tanto oficinas militares como establos para los caballos de manera provisional y cuarenta y seis años después fue que se estableció en forma el edificio virreinal-religioso del que hoy se conserva una cuarta parte (El Ex Convento de San Hipólito). El resto de lo que sobrevivió al tiempo de la construcción original es probablemente la iglesia de San Fernando ubicada precisamente en el Eje 1 poniente ya mencionado frente al parque que hoy forma la esquina de dicho eje vial con la Avenida Hidalgo. Otras construcciones coloniales cercanas se conservan gracias en parte al apego religioso del pueblo y las autoridades entre la guerra de independencia y la revolución mexicana (no obstante la presencia masónica en el poder por ese entonces). Como referencias actuales están esas construcciones relativamente más recientes que el Ex Convento de San Hipólito como son lo que hace poco aún se conocía como "Hotel Cortés", frente a la Alameda Central, también del lado norte de Avenida Hidalgo pero del lado oriente de Paseo de la Reforma y, hacia el sur sobre la vereda poniente (que corre de norte a sur) de la también mencionada Alameda Central, se encuentra la hoy conocida como Pinacoteca Virreinal originalmente un templo de la orden de padres "Dieguinos" representantes de la Santa Inquisición en la Nueva España. Precisamente en este lugar se llevaban a cabo las ejecuciones por parte de esta.
Vista de surponiente a nororiente desde el patio |
También de surponiente a nororiente pero desde la planta baja del recinto (2002) |
Es cuanto
Messy Blues
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