12 de septiembre de 2018

La Hostería del Bohemio

Parte I - La Hostería del Bohemio Ciudad de México

Mucha gente en la Ciudad de México aún recuerda la mítica y legendaria "Hostería del Bohemio" que hizo las delicias románticas de muchas parejas que fueron novios entre 1965 y 2009, cuatro generaciones diferentes. De esa gente ya son muy pocos y tendrán una edad algo avanzada quienes recuerden sus inicios en aquellos locos años sesenta. Incluso hay quienes se atribuyen hoy en día ser propietarios de la Hostería original pero en realidad esta ya no existe y su propiedad es originalmente de mi padre, Rafel Rivera Trujillo y el señor Alberto Usobiaga, abuelo patriarca de la familia Usobiaga que hoy administra la propiedad donde nació La Hostería del Bohemio en 1964.

En esa época México aún era inocente, plagado de recuerdos de un Pedro Infante mexicanista a tomo y lomo a través de sus películas rancheras y musicales, todo un macho bonachón mexicano. Pedro acababa de partir siete años atrás y a la gente de la ciudad aún le dolía que Pepe el Toro se hubiera marchado y que dejara los barrios del centro de la ciudad con un profundo vacío y bajo el miedo social del amenazante comunismo soviético que pugnaba por colocarse en América Latina a través de Cuba en donde hacía poco los cubanos disidentes a Fidel trataron de tomar Playa Girón (batalla de Bahía de Cochinos) y derrocarlo sin conseguirlo. México tenía ya dos vertientes ideológicas, la tradicional basada en el catolicismo como esencia y la liberal basada en literatura derivada de Karl Marx. Pero había una nueva corriente venida de Londres Inglaterra, el movimiento existencialista que a su vez brincaba de California en los Estados Unidos y al mismo tiempo estaba en la cornisa del espíritu colectivo la guerra de Vietnam y todo esto era tema de charla entre periodistas de élite. El famoso Club de los Elogios Mutuos formado por intelectuales de la época estaba lleno de columnistas, pintores y músicos de contracultura y se escudaban en una alta muralla de exclusividad que no se franqueaba a nadie a menos que tuviera un puñado de buenos libros en su haber de lectura, una correcta ortografía y una clara tendencia a la música no popular, el jazz cool.

Pero la Hostería no surgió bajo la visión de negocio, de hecho era un pasatiempo. Don Rafael Rivera Trujillo buscaba un lugar de reuniones entre él y sus compañeros periodistas ya que en la cafetería de "Novedades", periódico donde Don Rafael era columnista, había temas que ellos no podían abordar libremente, aparte de lo difícil que resultaba poner música al gusto por esa época (discos de vinil principalmente). Así de ese modo Don Rafael cayó en una lonchería (Lonchería Amalita) que vendía las populares quesadillas fritas hechas de carne, sesos, queso, papa, etc. y le gustó el lugar, un local variopinto alojado en el 107 de la Avenida Hidalgo en la Colonia Guerrero, frente a la Alameda Central a donde el periodista comenzó a llevar a sus amigos. Con el tiempo se hizo amigo del propietario del edificio de Av Hidalgo 107 (un antiguo edificio colonial que era vecindad por ese entonces), Don Alberto Usobiaga, quien de repente entraba al mismo negocio a comprar algo de comer. Viendo que la comunidad de periodistas era cada vez más grande, Don Alberto les ofreció una mesa exclusiva en la entrada contigua al negocio de quesadillas (por donde se entraba a la vecindad) y colocaron una pequeña estufa para calentar el café que los bohemios en tertulia bebían en sus arengas socio políticas. La creación de la hostería del Bohemio resulta bastante más peculiar de lo esperado.

Don Rafael Rivera, hijo de padres divorciados, buscaba afanosamente tener un círculo íntimo de profesionistas con su manera de pensar, Beatnik, y le concedió cierto decoro a todo eso poniendo una vieja radio de transistores en una estación naciente de Jazz y luego compró un aparato novedoso en donde se podían tocar discos de vinil sin necesidad de tener un mueble de consola como todas las casas pudientes de aquel entonces. Así de esa manera una noche, porque la bohemia comenzaba a las ocho en punto de la noche, llegó un despistado en resaca y viendo el café calentándose preguntó si vendían café, como buen hombre de negocios Don Alberto Usobiaga volteó a ver a Rafael preguntándole con la mirada y ambos se compadecieron del pobre sujeto con la peor evidente cruda buscando afanosamente encender un cigarrillo, cigarrilo encendido por el hoy respetado Félix Fuentes, periodista y testigo de todo eso. Luego llegó otro despistado, luego otro y así comenzó a servirse café en un ambiente propicio, propio de la época y al mismo tiempo puesto al nivel de la popular colonia habitada mayormente por profesores de nómina de gobierno, músicos de oficio, obreros de la tabacalera, maestros también de oficio (albañiles, carpinteros, etc.) y muchísimas vecindades que contrastaban con casas señoriales. Probablemente el nacimiento de La hostería del Bohemio pueda citarse entre mayo y junio de 1964 de acuerdo a las personas que son cercana mías que atestiguaron eso pero de manera comercial la cafetería probablemente tardó mucho más en establecerse.

La idea de que el negocio se extendiera hacia dentro del inmueble de Avenida Hildalgo 107 fue de Don Alberto Usobiaga y fue tal su éxito de inicio que Don Rafael Rivera compró un piano y comenzó a contratar músicos de boleros, el mobiliario cambió y comenzó a contratarse personal. Como Don Rafael Rivera no era precisamente la persona mejor administrada del mundo, de hecho tuvo fama de manirroto, fue aconsejado por Don Alberto Usobiaga a precisar de la intervención de dos expertos en finanzas, Don Héctor y Don Enrique Rivera, ambos hermanos de Don Rafael. Estos dos caballeros hicieron auditoría interna, modificaron las formas y modos y se dedicaron a buscar proveedores adecuados, Don Héctor fue hasta los estados de Hidalgo y Michoacán a comprar mobiliario de madera natural y adecentó la imagen del negocio, Don Enrique por su parte depuró los gastos inútiles y saneó los gastos obligatorios llegando a un acuerdo entre hermanos para no dejar caer el naciente negocio. Desconozco cuándo retiró su parte el señor Alberto Usobiaga pero fue alrededor de dos años más tarde debido a problemas de salud. La Hostería del Bohemio fue realmente un negocio rentable hacia marzo de 1966 y definitivamente el milagro financiero corrió a cargo de Enrique Rivera Trujillo.

La Hostería se convirtió en un símbolo romántico de la Ciudad de México en una época convulsionada por la revolución ideológica presentada por el movimiento de las flores (Hippie) y el naciente libre mercado. Había dos tipos de México, el aferrado a sus tradiciones y valores de familia y el México de melenudos y minifalderas que pugnaban por la revolución sexual, algo visto con terror por la sociedad de entonces. Los gobiernos conservadores dieron por erradicar cualquier idea que sugiriera el comunismo y la libertad sexual en tanto la Hostería ofrecía todo lo contrario, romance, decoro y valores familiares. Su público era también dual, por un lado los niñatos ricos que se escapaban de lugares como la Colonia Roma, el Pedregal de San Ángel y Polanco para tener su privacidad con la novia o novio prohibidos y el público del barrio, del que almidonaba sus mejores galas para cobrar raya los sábados y tomarse un café o un helado con la novia mientras escuchaban música en vivo. Romántica claro.

Y llegaron los años 1970´s, con sus pantalones acampanados, hombres melenudos con insignias de Amor y Paz, recordando cada 2 de octubre el choque de Tlatelolco en 1968, las chicas que habían perdido el compromiso de ser recatadas, las nuevas modas gabachas del pañal desechable, la mantequilla de cacahuate y el "Volks Wagen Malena", auto que se podía comprar en pagos vía nómina y que puso a Puebla, de donde era mi abuelo paterno, en los cuernos de la luna. De 1970 a 1978 tanto México como la ciudad misma cambiaron demasiado, la inocencia había descendido al nivel de la modernidad y los medios electrónicos ofrecían una nueva manera de pensar y vivir. A pesar de muchas cosas México parecía vivir una bonanza favorable y La Hostería del Bohemio favorecía a demasiada gente, no solo a quienes trabajaban en esta. Muchos zánganos comenzaron a aprovecharse de la familia Rivera. Al mismo tiempo el sindicato de músicos logró ser parte del control de los músicos que actuaban en el café y los meseros buscaron hacer lo propio a favor suyo. Hacia 1980 La hostería del Bohemio había crecido y vivía buenos tiempos pero la cultura en México comenzaba un declive tal que para mucha gente era igual escuchar a Los Beatles que a Chico Ché y La Crisis, las costumbres e idea de lo que era ser romántico comenzaron a ser genéricas y los valores morales también comenzaron a ser depuestos a favor del consumismo. En septiembre de 1985, a raíz del terremoto, México cambió súbitamente costumbres e ideas y negocios como La Hostería comenzaron una nueva etapa frente a una enrarecida generación de "sobrevivientes" que también comenzaron a actuar de manera menos decorosa. En esos días, de 1985 a 1987, el público de La hostería estaba compuesto en su mayoría de empleados burócratas acompañados de aventurillas que brincaban del café a lugares como "El Napolitano" en la cercana Avenida Chapultepec, lugar de danzón y mucha farra, un nivel siguiente al coqueteo previo en La Hostería del Bohemio.

Los años 1990's no fueron de buenas noticias. La crisis financiera del país comenzada por Miguel de la Madrid Hurtado en 1986 (o probablemente desde López Portillo) comenzó a hacer mella en la gente y los clientes de La Hostería que antes tenían un empleo más o menos decoroso se convirtieron en comerciantes informales, empleados de outsourcing o de plano en propietarios de otros negocios. A este punto ya eran los hijos de los primeros clientes quienes visitaban la cafetería y diez años más tarde fueron los nietos de aquella generación quienes llevaron a la Hostería a su etapa de némesis. Mucho se habla de la manera en que muchos comenzaron a introducir clandestinamente bebidas alcohólicas, aunque nunca se ha comprobado tal cosa.

En algún artículo referente a La Hostería del Bohemio menciona que se servían café, helado y coca cola con nieve y eso no es verdad. En la cafetería se servía todo preparado en casa, a saber (y de lo que me acuerdo):
  • Café de olla
  • Café americano
  • Café bohemio (con una bola de helado de vainilla)
  • Té (manzanilla, limón, hierbabuena y negro)
  • Limonada
  • Naranjada
  • Horchata
  • Jamaica
  • Tamarindo
  • Pastel
  • Monjes (hojaldras con pollo y mole)
  • Tacones (hojaldras con queso y frijoles)
  • Cocoles (con queso y miel, que desaparecieron en los 80's)
  • Helado (fresa, vainilla, pistache y nuez)
  • Nieve (limón y naranja)

Sí recordé todo y, como ven, las gaseosas comerciales no se vendían en La Hostería del Bohemio.

Después de cuarenta y cinco años de actividad, en 2009, La Hostería del Bohemio finalmente cerró sus puertas dejando muchos recuerdos y demasiados oportunistas colgándose del nombre pero su leyenda quedó ahí dentro del 107 de la Avenida Hidalgo lado norte, a las afueras del populoso metro Hidalgo, en contra esquina de la también histórica Alameda Central. Ahí con la cafetería quedaron los recuerdos de épocas decorosas y la historia de una familia que, contra viento y marea, logró un éxito que se elevó a leyenda.

Escribió: Messy Blues, la oveja negra de los Rivera.

Historia del "El Exconvento de San Hipólito", lugar donde estuvo la "Hostería del Bohemio"

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